Por Carla Barbotó, cofundadora y CEO de Paccari
“Financiar los derechos de las mujeres: acelerar la igualdad” es el lema que se ha definido este año para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Sin duda, un tema considerado de la mayor importancia ya que, según cifras de la ONU, 342 millones de mujeres y niñas podrían estar condenadas a vivir por debajo del umbral de pobreza en 2030.
Ante este dramático escenario, es urgente invertir en políticas públicas que busquen avanzar hacia la igualdad de género y procurar la participación de la mujer en todos los espacios de la economía. En España, como en el resto del mundo, esto es un tema a la orden del día. ¿La razón? Es cierto que cada día vemos a más mujeres aportando a la economía de sus países, pero aún falta acelerar el paso en esta dirección. Y esta necesidad también debe ir de la mano de incrementar el desarrollo sostenible con foco en la preservación del medioambiente. La justicia climática también debe tener mirada de mujer.
En esta línea, estoy convencida de que el impulso productivo a las mujeres tiene un efecto social poderoso. Y es que un negocio con un enfoque social puede cambiar la vida de las personas y a través de las mujeres esta transformación es integral.
Desde mi ámbito de acción -en la industria del chocolate- me ha tocado ver la fuerza del emprendimiento femenino con propósito en la región. En mi rol de co-fundadora de Paccari, la marca de chocolate más premiadas del mundo me enorgullece destacar que el 65% de nuestra plantilla está conformada por mujeres, tomadoras de decisiones, tanto en el campo como en la fabricación y en el área administrativa de la empresa.
Además, al introducir nuevos sabores locales en nuestras tabletas de chocolate, hemos extendido aún más la demanda de insumos orgánicos, impactando positivamente al medioambiente y con ello las oportunidades para las mujeres. Este es el caso de las cooperativas de mujeres de los páramos andinos, las cuales se han fortalecido crecientemente al proveer a nuestra marca de frutas nativas como la uvilla y el mortiño, el último silvestre, con precios muy superiores al mercado.
¿Qué lección puedo obtener de mi experiencia? Que el poder femenino es infinito, sobre todo cuando cada trabajadora decide apoyar a su familia, porque es evidente que cuando el dinero llega al bolsillo de la mujer, la familia crece.
En este Día Internacional de la Mujer aunemos voluntades para seguir trabajando a fin de garantizar los derechos de las mujeres y las niñas en todos los ámbitos de la vida, pues es la única forma de asegurar el desarrollo sostenible. Unámonos para convertir estos desafíos en oportunidades y así forjar un futuro mejor.