Actualmente, España es el país de Europa con mayor cosecha de acuicultura y con un enorme potencial que desarrollar en una actividad que garantiza calidad y frescura en sus productos. Convenientemente explotado, el sector supondría un importante motor de empleo, sobre todo en zonas rurales donde casi no son posibles otras actividades.
“Tenemos que dejar de ser cazadores en el mar para pasar a ser agricultores y granjeros”. Esta premonitoria frase la pronunció Jacques Cousteau en la década de los setenta, pero si la trasladamos al momento actual bien podría definir hoy a la acuicultura -producción en el agua de animales y plantas mediante técnicas encaminadas a hacer un uso más eficiente de los recursos naturales-. Atendiendo a esta definición, podríamos señalar que la palabra cultivo se convierte en esencial al hablar de este segmento del sector primario que, aunque no muchos conocen, representa un sector clave y competitivo, siendo la acuicultura en España una de las principales del mundo.
Sus datos (extraídos de la propia web acuiculturadeespana) la avalan: España es el país de la Unión Europea con mayor cosecha de acuicultura al contabilizar un 23% del total; es el tercer productor de pescado en general de la Unión Europea y el cuarto en cuanto a valor de producción con un total de 501 millones de euros en primera venta en 2019; y cuenta con unos 5.100 establecimientos de acuicultura distribuidos en casi todas las comunidades autónomas.
Pero la acuicultura en nuestro país ofrece más cifras que nos ponen sobre la pista de su importancia y que detallan las anteriormente expuestas. Así se revela en la Memoria de sostenibilidad 20-21 de Acuicultura de España, de la que es responsable la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (Apromar), entidad que agrupa a los productores de especies animales o vegetales cultivadas en el agua, así como a las empresas de tecnología y servicios para el sector, incluidos los fabricantes de alimentos para peces.
La producción acuícola española en el año 2019 alcanzó las 342.900 toneladas (el valor de estas producciones en primera venta es lo que supuso los 501 millones de euros en volumen de negocio antes citado). Esta producción, por volumen de toneladas se distribuyó, principalmente, entre las siguientes especies: mejillón (261.500 tn), lubina (27.300 tn), trucha arcoíris (18.955 tn), dorada (13.500 tn) y rodaballo (8.258 tn).
Si se realiza una comparativa de volúmenes de la acuicultura frente a la pesca extractiva, la producción de acuicultura representa el 27% del total nacional de la producción de productos acuáticos (que engloba la producción de pesca más la acuicultura).
Otro dato significativo que se pone de manifiesto en la Memoria de sostenibilidad 20-21 de Acuicultura de España es el del empleo. Según este informe, el empleo generado por la acuicultura española es de unos 18.000 puestos directos vinculados a las granjas de producción, que se distribuirían de la siguiente manera: 5.075 establecimientos acuícolas de los cuales 282 son granjas de cría de pescado y el resto (4.793) unidades de producción de moluscos.
Por regiones, la producción se reparte en cinco áreas diferentes: área continental, con producción de trucha y esturión; área noroeste, con mejillón, almeja y rodaballo -en esta área Galicia sobresale como principal región productiva-; área mediterránea, que comprende la Comunidad Valenciana, Región de Murcia y las provincias de Almería, Granada y parte de Cádiz en Andalucía, para las producciones de dorada, lubina y corvina; área Sur-Atlántica, con Cádiz y Huelva para la producción de dorada y lubina en zonas intermareales; y área de Canarias para la producción de dorada y lubina.
El sector de la acuicultura en España también destaca por la gran variedad de especies cultivadas, así como de sistemas de cultivo empleados en su cría, que se puede realizar en aguas continentales (dulces), que representa el 5,5% de la acuicultura española o en aguas marinas o salobres, donde se cosecha el 94,5% restante.
Respecto a las especies cultivadas en España, en la Memoria de Sostenibilidad 2021 se pone de manifiesto que lubina, dorada, rodaballo, corvina, lenguado y microalgas se cosechan en el mar, mientras que la trucha arcoíris y el esturión se cultivan en agua dulce. Otras especies que también se cultivan en España son la anguila, la seriola, el besugo, el atún rojo o la tenca.
La citada Memoria también recoge que las granjas en las que se cosechan las diferentes especies se diseñan conforme a parámetros que cubren los requisitos biológicos y productivos de cada especie, maximizando su bienestar. Así, las unidades básicas en el cultivo de las especies son: los criaderos o hatcheries -instalaciones en tierra en los que se hallan los reproductores y se realiza la obtención de huevos embrionados- o granjas de engorde, diseñadas en función de las características de cada especie y que, a su vez, se dividen en granjas de viveros flotantes en el mar, granjas de estanques en la costa próximas al mar, granjas de esteros en zonas intermareales y granjas de estanques cercanas a los ríos.
Teniendo en cuenta que “España cuenta con 7.876 kilómetros de costa, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y si hablamos de aguas continentales, el Instituto Geográfico Nacional, dependiente del Ministerio de Fomento, recoge la existencia de algo más de 39.400 kilómetros de ríos y afluentes en España, además de más de 81.000 ha de aguas embalsadas y humedales, podemos hacernos una idea del elevado potencial de nuestro país para el desarrollo de la acuicultura, derivada no solo de estas importantes masas de agua dulce, salada y salobre, sino también desde la perspectiva de su calidad”, indicó, en 2013, Carlos Domínguez, secretario general de Pesca en el momento de dichas declaraciones, que se incluyen en la introducción de la “Estrategia para el desarrollo sostenible de la acuicultura española” (EDSA).
Según la Memoria de sostenibilidad 20-21, España, en 2018, fue el principal país productor de la UE, seguido de Reino Unido, Francia e Italia. Por su parte, la memoria señala que en la Unión Europea, la producción de acuicultura en 2018 fue de 1,37 millones de toneladas, con un valor de 4.357 millones de euros. La acuicultura representó el 19,9% del volumen de producción acuática total, que se situó en 6.854.420 toneladas. Otros datos relevantes, respecto a la producción acuícola europea es que se sitúa en el noveno lugar a nivel mundial y es una de las áreas con mayores ratios de calidad, seguridad y sostenibilidad.
La acuicultura a nivel mundial
Los datos aportados muestran la importancia de la acuicultura en España, pero es necesario poner su potencial en relación con el resto del mundo, ya que, “el sector -en estas declaraciones se refiere a pesca y acuicultura- goza del pleno reconocimiento por su contribución a la lucha contra la pobreza, el hambre y la malnutrición”, según se concluye en la Declaración en favor de la pesca y la acuicultura sostenibles, aprobada por unanimidad en 2021 por el Comité de Pesca de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su 34º período de sesiones.
Atendiendo sólo a los datos referidos a la acuicultura a nivel mundial -extraídos de la edición 2022 del informe El estado mundial de la pesca y la acuicultura: Hacia la transformación azul, elaborado por la FAO- se puede contextualizar la situación de la acuicultura actualmente. Esta publicación, conocida como informe SOFIA, es un documento bienal de la División de Pesca y Acuicultura de la FAO, en el que se analizan el estado de las poblaciones mundiales y las tendencias de la pesca y la acuicultura a escala mundial y regional. La edición de 2022 fue lanzada en el marco de la Conferencia de los Océanos de Naciones Unidas, que tuvo lugar del 27 de junio al 1 de julio de 2022 en Lisboa (Portugal) y a la que acudió el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, Luis Planas.
Las cifras recogidas en esta publicación hablan por sí solas: La producción acuícola mundial en 2020 alcanzó los 122,6 millones de toneladas (la producción total de pesca y acuicultura alcanzó un récord histórico de 214 millones de toneladas en 2020). Esos 122,6 millones de toneladas incluían 87,5 millones de toneladas de animales acuáticos por un valor de 264.800 millones de dólares y 35,1 millones de toneladas de algas por valor de 16.500 millones de dólares. En torno a 54,4 millones de toneladas se cultivaron en aguas continentales y 68,1 millones de toneladas procedían de la acuicultura marina y costera.
Según este informe, todas las regiones, excepto África, experimentaron un crecimiento continuo de la acuicultura en 2020, impulsado por la expansión en Chile, China y Noruega (principales productores en sus respectivas regiones). África experimentó un descenso en sus dos países productores principales, Egipto y Nigeria, mientras que el resto de África registró un aumento del 14,5 % en comparación con 2019 y Asia siguió dominando la acuicultura mundial, produciendo más del 90 % del total.
Asimismo, el documento explica que la contribución de la acuicultura a la producción mundial de animales acuáticos alcanzó un récord del 49,2 % en 2020 y que la acuicultura de animales acuáticos alimentados sigue superando a la de los animales acuáticos no alimentados.
Otras cifras a destacar en la edición 2022 de El estado mundial de la pesca y la acuicultura son las del empleo. El documento estima que 58,5 millones de personas participaban en el sector de la producción primaria (pesca y acuicultura) en calidad de trabajadores a tiempo completo o parcial. De éstos, en torno al 35% (es decir, 20,6 millones) trabajaba en la acuicultura, una cifra que se ha mantenido en los últimos años, mientras que el número mundial de pescadores ha disminuido. Asia es la zona en la que se concentra el mayor número de pescadores y acuicultores (el 84% en 2020). Concretamente, en el caso de la acuicultura, el número de trabajadores asiáticos empleados en esta actividad en 2020 fue de 19,3 millones.
Acuicultura, libre de contaminación marina
En el informe SOFIA se pueden analizar muchas más cifras pero, simplemente éstas, ya dan idea del alcance de esta actividad a nivel mundial, así como del potencial que, en este sector, tiene cada región. Dicho informe sirve, además, de referencia a los gobiernos a la hora de diseñar sus políticas de actuación. Este año se ha centrado en la transformación azul, una estrategia que persigue mejorar los sistemas alimentarios acuáticos y aumentar su potencial para alimentar de forma sostenible a la creciente población en el futuro.
Los alimentos acuáticos gozan de un reconocimiento cada vez mayor por el papel esencial que desempeñan en la seguridad alimentaria y la nutrición, no solo como fuente de proteínas, sino también como proveedores únicos y extremadamente diversos de ácidos grasos omega-3 y micronutrientes biodisponibles esenciales. Así lo reconoció también la secretaria general de Pesca, Alicia Villauriz, en la inauguración de la Asamblea General de Apromar, a primeros de mayo, al remarcar la importancia de la actividad acuícola “como suministradora de alimentos de calidad y gran valor nutricional, a precios asequibles para los consumidores, que permiten además disminuir la dependencia exterior de los productos pesqueros”. Como ejemplo, se puede citar el caso del atún rojo, procedente, en exclusiva, de viveros marinos del litoral mediterráneo español que presenta un porcentaje más alto de ácidos grasos cardiosaludables que los ejemplares salvajes recién capturados, antes de su crianza. Esta es la conclusión de un estudio preliminar sobre esta especie que ha impulsado Apromar y que ha sido realizada por la consultora independiente Taxon Estudios Ambientales en dos instalaciones de engorde de atún rojo con las que cuenta el Grupo Ricardo Fuentes en la Región de Murcia. El principal objetivo del estudio ha sido conocer la evolución del valor nutricional de estos peces, una vez que son criados en los viveros en el mar y, concretamente, con relación a la composición en ácidos grasos Omega-3. Para ello, se han analizado muestras de músculo de ejemplares capturados en la campaña de pesca de 2021 en el Mar Mediterráneo, junto a las Islas Baleares.
Posteriormente, de ejemplares estabulados en viveros situados en San Pedro del Pinatar y en El Gorguel. Dichos ejemplares fueron alimentados con el mismo tipo de dieta durante el periodo de engorde. La evaluación realizada, entre el grupo de atunes recién capturados y los que llevaban seis meses de engorde, ha determinado que, para ambas localizaciones, el porcentaje de ácidos grasos poliinsaturados aumenta con la fase de engorde, lo cual “constituye un dato de gran interés alimentario, al ser éstos los más cardiosaludables”. Las claves de esta evolución, según los investigadores, están en una alimentación basada en pequeños peces pelágicos, como la sardina, el arenque o la caballa, así como en las características hidrodinámicas y térmicas de las zonas en las que están ubicadas las granjas.
Otro ejemplo que pone de manifiesto el gran valor nutricional de los pescados cultivados en granjas es la investigación llevada a cabo por el Instituto Universitario de Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos, Ecoaqua, -y publicado en la revista científica Science of The Total Environment-, con la finalidad de evaluar el impacto de la contaminación ambiental sobre los peces. Los análisis llevados a cabo por IU-Ecoaqua exponen que, en los pescados de acuicultura, al no estar expuestos a la cadena trófica marina por ser alimentados de manera controlada con piensos, el riesgo de contaminación y de presencia de contaminantes es mínimo. En este sentido se explica la doctora Alicia Herrera (investigadora del grupo Eomar del IU-Ecoaqua), al señalar que “los microplásticos son un vector de llegada de sustancias nada deseables, como pesticidas, como DDT, los policlorobifenilos (PCBs), de retardantes de llama bromados (BDEs). Cuanto mayor es la exposición de los peces a estas sustancias, mayor es el peligro de que las encontremos en partes como el hígado. De ahí que los pescados que pasan menos tiempo en el mar y no se han alimentado con lo que se encuentra en las aguas marinas no presenten contaminantes derivados de los plásticos”.
La presencia de residuos plásticos en pescados de acuicultura también ha sido analizada por el Centro Tecnológico de Acuicultura (Ctaqua), que en una investigación valoró la posible existencia de microplásticos en las partes comestibles del pescado. En caso afirmativo se debería analizar la posible fuente de origen. Se buscaron microplásticos en tres matrices: los filetes de pescado de acuicultura, los piensos utilizados y las muestras de las aguas adyacentes a las instalaciones acuícolas. Los análisis se llevaron a cabo en 15 lotes, cada uno de ellos compuesto por 10 individuos (150 peces en total) de tres especies: dorada, lubina y rodaballo. También se analizó el pienso y las aguas donde se criaron estos ejemplares. La investigación concluyó que “no se han observado partículas microplásticas en ninguna de las 150 muestras de pescado analizadas en este estudio”. Según explicó el director gerente de Ctaqua, Juan Manuel García de Lomas, “los piensos utilizados para la alimentación de los animales de acuicultura pueden presentar trazas de estas sustancias ya que se fabrican a partir de materias primas naturales, razón por la que en el estómago y en las tripas de los pescados pueden encontrarse, aunque en cantidades mínimamente detectables. Pero estas partes del pescado son siempre desechadas, ya que se consumen eviscerados, por lo que no hay riesgo alguno de que lleguen al consumidor los microplásticos por esta vía, puesto que lo que se come es el músculo y la piel, y ahí no ha habido ningún positivo”.
También se estudiaron las aguas donde se encuentran las instalaciones de acuicultura, que, aunque mostraron presencia de microplásticos -lo que ocurre en todos los enclaves repartidos en el medio natural-, ésta era inferior a otras mediciones realizadas en otros ámbitos del sector primario, por lo que no llegaron a contaminar las partes comestibles de los pescados analizados. “Esto confirmó que la presencia de microplásticos en las aguas donde se crían los peces no supone un vector de llegada de estos materiales al consumidor”, comunican desde Apromar.
Por ejemplos como los expuestos, desde Acuicultura de España manifiestan que el pescado de acuicultura, además de tener grandes beneficios para la salud también es más seguro. “Nos olvidamos de anisakis (durante todo su cultivo, los peces se encuentran aislados del ciclo de vida del parásito y su alimentación externa y controlada garantiza la no existencia de anisakis en su carne), de microplásticos y de metales pesados, ya que al tratarse de especies cultivadas, controlamos su alimentación al 100%”. A esto habría que añadir los estrictos controles de calidad y seguridad alimentaria, ya sea respecto a la alimentación o respecto a la calidad de las aguas en las que estos animales se cultivan.
Otro punto a destacar es que la acuicultura reduce al máximo el tiempo que pasa desde que el pez sale del agua hasta que llega al consumidor, lo que garantiza su seguridad y frescura. En la Memoria de sostenibilidad 20-21 se expone que en el momento que los peces llegan a su talla comercial son cosechados, empaquetados y transportados a su mercado de destino. El pescado de acuicultura lleva registrada en su etiqueta la fecha del día de despesque, por lo que es fácil poder controlar su frescura. Su venta se realiza principalmente en el ámbito nacional o en mercados de exportación próximos, como Portugal o Francia, “lo que garantiza su frescura, ya que el pescado cosechado en las granjas españolas llega al consumidor en un plazo de 24-48 horas”.
Atendiendo a estos ejemplos se puede afirmar que incluir pescado de acuicultura de España en las comidas es un hábito saludable y necesario si lo que se quiere es disfrutar de una dieta variada sana y equilibrada, con productos en los que la frescura está garantizada y que permiten a cualquier persona poder consumir las raciones necesaria de pescado. En este sentido, se puede resaltar que los pescados procedentes de la acuicultura española, ricos en omega-3, pueden garantizar su aportación a una alimentación saludable durante todo el año. “Los pescados son una de las mejores opciones a la hora de alimentarnos. En el caso de los pescados de acuicultura, el origen español es garantía de que nos encontramos ante un pescado que ha pasado los más estrictos controles de seguridad y calidad alimentarios. Los contrastados beneficios nutricionales de sus ácidos grasos saludables, proteínas, vitaminas y minerales, suplen con creces el riesgo casi nulo de encontrarnos trazas de sustancias contaminantes”, afirmó la doctora Alicia Herrera, anteriormente citada como investigadora del grupo Eomar del IU-Ecoaqua.
Un sector con mucho futuro
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), y que la Memoria de sostenibilidad 20-21 de acuicultura de España recoge en sus páginas, solo el 7% de los alimentos que consumimos provienen de mares y ríos. Teniendo en cuenta que la población mundial crecerá hasta los 9.700 millones de personas en 2050 y demandará un 60% más de alimentos de los que producimos en la actualidad, y que la agricultura, ganadería y pesca extractiva están al límite de sus posibilidades, la acuicultura está llamada a tener un papel relevante en la solución de este desafío. Ante este escenario, la acuicultura se postula como una de las fuentes de obtención de alimentos con más posibilidades de crecer de manera sostenible y alimentar a la población futura. Esto también supone una oportunidad para la acuicultura española en una triple vertiente: Social, es decir, saludable para las personas, gracias a las propiedades nutricionales que sus productos ofrecen; medioambiental, ya que permite obtener más recursos de nuestros mares, ríos y océanos de una manera sostenible; y económica, al permitir el desarrollo y vertebración de las economías locales y rurales. Como manifestó Alicia Villauriz la acuicultura puede cumplir un importante papel como “motor de desarrollo económico y de dinamización social para la población de nuestras zonas costeras y rurales, cuya importancia se incrementa por el número de empleos indirectos que genera a lo largo de toda la cadena de valor”.
La acuicultura se postula como una de las fuentes de obtención de alimentos
con más posibilidades de crecer de manera sostenible y alimentar a la población futura.
Las mujeres en la acuicultura
“Las mujeres son un referente a la hora de compatibilizar la productividad y la rentabilidad de la pesca y la acuicultura con la necesaria conservación de los recursos pesqueros y el impulso de la dimensión social de la actividad”. En estos términos se expresó la secretaria general de Pesca, Alicia Villauriz, en la inauguración, el pasado 3 de junio en La Palma (Islas Canarias), del 7º Congreso de la Red Española de Mujeres en el Sector Pesquero (REMSP) subrayando el importante papel que desempeñan las mujeres profesionales del mar para asegurar la sostenibilidad de la actividad pesquera y acuícola. Entre éstas, Villauriz señaló los esfuerzos de estas mujeres en diferentes tareas como el cultivo de especies para su repoblación, la conservación del patrimonio y la cultura marinera, la recogida y el reciclaje de basuras marinas o el reaprovechamiento de subproductos para evitar la generación de residuos.
“La igualdad entre hombres y mujeres es otro de los grandes retos sociales a los que se enfrenta el sector pesquero y acuícola” destacó la secretaria general de Pesca. Para fomentar esta igualdad, el MAPA promueve diferentes marcos estratégicos y financieros como el II Plan para la igualdad de género en el sector pesquero y acuícola 2021-2027 o el nuevo Programa Operativo del Fondo Europeo Marítimo, de la Pesca y de la Acuicultura (FEMPA).
Según datos del MAPA, referidos a 2018 y recogidos en la Memoria de sostenibilidad 20-21 de la acuicultura de España, las mujeres ocupan un 27% del total de puestos de trabajo directos generados por el sector acuícola español, donde se incluyen otras actividades como marisqueo o sector mejillonero.
A nivel mundial, el informe SOFÍA recoge que el 21 % de las personas que participaban en el sector primario (un 28 % en la acuicultura y un 18 % en la pesca) eran mujeres, pero estas solían tener empleos más inestables en la acuicultura y la pesca, donde representaron solo el 15 % de los trabajadores a tiempo completo en 2020.
El salón Seafood Expo Global es uno de los mayores eventos comerciales destinados a la industria global de productos del mar.
Acuicultura y Seafood Expo Global
Que mejor escaparate para la acuicultura española que su presencia, del 26 al 28 de abril, en el certamen Seafood Expo Global, que, aunque este año celebraba su 28 edición, era la primera vez que la muestra tenía lugar en Barcelona. El salón, uno de los mayores eventos comerciales destinados a la industria global de productos del mar, no sólo mostró a sus visitantes la más amplia variedad de productos, sino que se convirtió en una plataforma internacional para los negocios relacionados con este sector.
Apromar, al igual que otras asociaciones relacionadas con la industria del mar, estuvo presente en la feria en el estand del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) con un área específica en la que pudo presentar a los visitantes la realidad del sector acuícola español y sus posibilidades, que conjugan, perfectamente, con una muestra en la que sobresalen, como principios, la salud, la sostenibilidad y el compromiso con alimentos respetuosos con el medio ambiente y con los ecosistemas marinos.
Según las cifras oficiales de los organizadores del salón, el certamen recibió la visita de 26.630 profesionales y contó con un total de 1.550 empresas expositoras de 76 países, que ocuparon 39.847 metros cuadrados.