El CBD y el aceite de cáñamo en cosmética ya no sorprenden a nadie. Sus usos como ingredientes cosméticos son del todo válidos; y sus beneficios, llevados al campo de la cosmética, son reales y probados. Cada vez son más las marcas que saben cómo aprovechar estos extractos como ingredientes principales para formular nuevos cosméticos con el objetivo de mantener la piel radiante.
La cosmética con CBD, lejos de cesar, va en aumento, un hecho totalmente comprensible si tenemos en cuenta sus propiedades beneficiosas para el cuidado de la piel. Por un lado, posee una acción antioxidante capaz de prevenir el fotoenvejecimiento, y, por el otro, tiene una acción calmante que ayuda a las pieles sensibles y/o reactivas.
Pero, en medio del boom del CBD, y a falta de una regulación más precisa que sigue en curso, es totalmente normal que los consumidores de cosmética podamos andar algo perdidos con la terminología asociada y sus aplicaciones. También, a la hora de ser críticos con promesas exageradas.
Bajo este contexto, Mar Santamaria, responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma by DocMorris, la parafarmacia online de referencia en el ámbito de la salud, la belleza y el cuidado personal, aclara todos los conceptos necesarios para que la confusión no tenga cabida en lo que al uso de CBD en cosméticos se refiere.
CBD, cannabis y aceite de cáñamo… ¿Son lo mismo? ¡Qué lío!
Es muy importante entender que estos tres productos no son lo mismo, aunque sí que tienen un origen común: vienen de la misma planta, es decir, de la misma especie botánica.
El aceite de cáñamo, como su propio nombre indica, es un aceite vegetal que se extrae mediante la presión de semillas de cannabis. Dicho esto, es rico en aceites grasos omega 3 y vitaminas liposolubles, pero no contiene sustancias psicoactivas (THC), ni tampoco contiene CBD.
Por otro lado, es importante hacer mención de los quimiotipos. Se trata de plantas de la misma especie que se diferencian entre ellas porque contienen distintas proporciones de sustancias químicas o fitoactivas. Es decir, están muy “emparentadas” porque “comparten nombre y apellidos”. Pero, aun teniendo la misma denominación, existen como distintos subgrupos. Su química es distinta y tienen propósitos diferentes.
Entonces, ¿cuál es cuál?
Por un lado, está el quimiotipo cáñamo, de donde se extrae el CBD (cannabidol) y que no contiene THC (tetrahidrocannabinol, la sustancia psicoactiva). Este extracto se utiliza con finalidad cosmética, sin tener nada que ver con la droga de abuso.
Por otro lado, está el quimiotipo marihuana, cuya denominación es del todo explícita: sí contiene THC, la sustancia psicoactiva, y, por tanto, solo se puede dedicar a finalidades medicinales bajo un estricto control (como ya sabemos, su uso desviado como droga recreativa es ilegal y puede causar gravísimos problemas de salud).
Una vez tenemos claras estas diferencias…¿Qué función tiene el CBD en cosmética?
El extracto a base de CBD es un ingrediente que, a nivel cosmético, cuenta con interesantes propiedades: antioxidantes, antinflamatorias y seborreguladoras. El extracto, como veníamos diciendo, se puede emplear para formular productos cosméticos, pero debe cumplir con ciertos parámetros de calidad y eficacia exigibles a cualquier otro ingrediente.
Innovaciones recientes de algunas marcas, a la hora de aislar el extracto de CBD y definirlo bien desde el punto de vista químico, han aprovechado sus buenas propiedades para elaborar productos muy afines a las pieles sensibles o sensibilizadas por factores externos y/o internos. De esta forma se consigue una óptima protección contra el estrés oxidativo en pieles sometidas a contaminación, estrés por agresiones ambientales o, incluso, por estrés de tipo psicológico (el cual también repercute en la salud de la piel).
Pero, ¿todos los cosméticos con este ingrediente son iguales?
La respuesta es clara: no todos los productos con CBD son iguales, del mismo modo que tampoco lo son todos los cosméticos con vitamina C o con retinoides. Es un ingrediente más, útil e interesante según unas necesidades concretas dentro de una rutina facial. Y, como con otros ingredientes, no vale mencionar que contiene “CBD” en el etiquetado y ya está.
Por sí solo, no es garantía de un efecto óptimo de resultados. Siempre hay que mirar la fórmula global: cuanto mejor trabajada est (el extracto vegetal que contiene y el resto de composición), y más preciso sea el etiquetado, mejores resultados podremos esperar.