Hoy, 29 de septiembre se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, decretado por la ONU en 2020. Y desde Kellogg, empresa de alimentación que siempre se ha ocupado de la nutrición de los consumidores y que desde sus inicios se ocupa de alimentar a las familias de todo el planeta, quiere concienciar a la población de la importancia que tiene llevar determinados hábitos diarios para luchar contra este problema que nos afecta a todos.
En concreto, en España tres de cada cuatro hogares españoles tiraron comida y bebida a la basura durante 2020, con una media de 31 kilos/litros por persona[i], según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Desde sus inicios, Kellogg tiene un firme compromiso con las personas y el planeta a través de prácticas innovadoras y respetuosas con el medio ambiente, entre las que se encuentra la reducción de desechos orgánicos. “En nuestra lucha contra el exceso de embalaje y el desperdicio, hemos redoblado nuestra apuesta. Actualmente, el 66% de nuestros envases en Europa son reciclables. Para el año 2025, el 100% serán reutilizables, reciclables o compostables. Y respecto a los residuos orgánicos, nos comprometemos a reducirlos en un 50% para el año 2030”, explica Amparo Lobato, responsable de asuntos corporativos de Kellogg en España.
“Desde nuestras cocinas hasta los hogares de nuestros consumidores en todo el mundo, nos enorgullecemos de hacer alimentos simples y de excelente sabor que se obtienen, producen y comercializan de manera responsable. Queremos transmitir nuestra responsabilidad al consumidor para que él también sea responsable con la comida que consume y no contribuya al desperdicio alimentario”, señala Lobato. Una de las prácticas que mejor ejemplifica la conciencia de la compañía para evitar ese desperdicio es la utilización de los cereales que no salen perfectos para elaborar cerveza.
Kellogg lleva tiempo trabajando para eliminar el desperdicio de alimentos en sus procesos de elaboración de alimentos. Las medidas que se vienen aplicando para alcanzar ese objetivo se basan tres pilares: planificación, limpieza y almacenamiento. Planificando la producción se asegura de tener la cantidad necesaria de materias primas para elaborar cada alimento. La limpieza constante y un adecuado almacenamiento, no solo garantiza que la comida se mantenga fresca y tenga un buen sabor, sino que también se aprovechan mejor los ingredientes.
Los mismos principios que aplica Kellogg a sus procesos de producción, pueden ser llevados a cabo en el hogar, ahorrando tiempo y dinero, y minimizando el desperdicio de alimentos. Así, por ejemplo, recomienda planificar con detenimiento las compras y los menús, asegurarse el correcto almacenamiento según el tipo de alimentos o aprovechar las sobras de comida para elaborar otras recetas, en línea con la conocida cocina de aprovechamiento.
El tamaño de las porciones y otros consejos sencillos
Kellogg, como empresa socialmente responsable, considera importante sensibilizar a los consumidores sobre el valor de los alimentos y contribuir a reducir el desperdicio innecesario y para ello recuerda algunos hábitos muy sencillos. Por ejemplo, ajustar en los desayunos la cantidad de las porciones de cereales a la recomendación que se indica en los paquetes, entre 30g y 45g y que podemos medir fácilmente tomando como referencia 3/4 de una taza de té (unos 30g). Otros consejos que también pueden ser útiles:
- Las "migas" que quedan al final de la caja acaban con demasiada frecuencia en la basura, cuando pueden resultar un complemento para deliciosos batidos o para enriquecer un postre a base de fruta y yogur.
- Si cerramos herméticamente las bolsas de cereales con una pinza, tendremos el sabor garantizado durante más tiempo y un motivo menos para desechar el producto.
- Utilizando una regla para deslizar bajo la solapa cuando abrimos una caja de cereales nos aseguramos de que el sistema de cierre no se rompe y podemos conservar mejor el alimento.
- Si no te gusta demasiado comer los cereales reblandecidos, sírvelos con una pequeña cantidad de leche al principio y luego añade más si es necesario. Así mantendrán la textura crujiente más tiempo.
Siguiendo algunos pasos tan sencillos como estos, se pueden llegar a ahorrar al año hasta dos paquetes de cereales. Y si aun así hay alimentos que se te estropean o están cerca de ello, antes de tirarlos utilízalos para hacer compost casero y alimentar las plantas que decoran tu hogar.