En una fórmula, hay muchos más factores que señalan cuál va a ser la calidad y eficacia del cosmético
Cuando quieres hacer una receta de cocina, es fundamental tener todos los ingredientes necesarios para ejecutarla, pero tan importante como esto es también seguir los pasos clave para que todo salga como esperas. Cada paso cuenta. De dónde son los ingredientes, también… “El listado de ingredientes de los cosméticos nos dicen todo lo que lleva, pero esto no lo es todo a la hora de descifrar la complejidad del producto final. Para mí, hay otros factores que entran en juego y que tienen la misma o incluso mayor relevancia para determinar si es el producto adecuado para nuestra piel”, plantea Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8. Ya dicen los británico que “no debes juzgar un libro por su portada” y aquí ocurre algo parecido. ¿Qué más aspectos debemos analizar?
Calidad frente a cantidad
Imagina ir al mercado a comprar unos tomates para una ensalada, de esos que quieres que sepan a ‘tomate de verdad’. Si esto es lo que buscas, te tocará invertir unos céntimos o incluso euros de más, porque la mejor materia prima tiene un coste más elevado. “En cosmética, no basta solo con citar ingredientes. Ácidos hialurónicos, por ejemplo, hay muchos, pero no todos son de la mejor calidad”, explica Raquel González, cosmetóloga y creadora de Byoode. Esto es esencial, “porque vemos muchos cosméticos a veces muy baratos y otras muy caros y, aparentemente, llevan los mismos activos. La diferencia de precio puede estar una mayor calidad que es fundamental para conseguir una mayor eficacia dentro de un cosmético”, añade la cosmetóloga.
Si te interesa cómo saber esto, te tenemos una mala noticia, “ya que es casi imposible saber la calidad de un ingrediente sin ir a la fuente y nos expliquen los certificados de origen desde el laboratorio. Lo que sí, el precio final del producto nos es un buen indicador”, expone Isabel Reverte, directora dermocosmética de Ambari.
En un listado, no todo son ingredientes
Mentira, a medias, pero no todos son ingredientes activos, al menos. Muchos de ellos están ahí porque “cubren funciones en la fórmula no tanto como ingrediente en sí, sino como estabilizador o como método de encapsulación”, explica, Mireia Fernández, directora dermocosmética de Perricone MD. Yéndonos a un ejemplo concreto: “En los buenos sueros con retinaldehído, además de ver este ingrediente en el INCI, podremos encontrar otro, cyclodextrin. Este último no es un activo, sino el método de encapsulación que recoge en su interior al retinal y lo que consigue es aportar estabilidad a la fórmula, evitar que la vitamina A se oxide y favorecer el proceso de aceptación del activo por parte de la piel”, añade Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8 .
El orden no es tan importante
La teoría nos dice que, cuando un ingrediente aparece en un listado, lleva más concentración de él, y no es del todo falso, “pero a veces un activo muy potente está más atrás en el listado porque necesita de todos los ingredientes que vienen antes para asegurar que no irrita o para, al contrario, potenciar su acción en la piel, al ir de la mano de todos los activos que van antes que él y que le abren camino en el tejido cutáneo”, sostiene la directora dermocosmética de Boutijour, Patricia Garín.
También según dónde está el ingrediente en sí, puede cambiar. “Por ejemplo, esto ocurre mucho con el ácido láctico. En primeras posiciones, actúa como exfoliante, en últimos puestos del listado, como estabilizante de la fórmula”, añade Raquel González, cosmetóloga y creadora de Perricone MD.
Aparte, “la ley permite que, cuando en una fórmula ciertos ingredientes llevan la misma concentración, la marca pueda reordenarlos según su estrategia comercial o de marketing. Es decir, si un cosmético lleva un 1% de retinal y otro 1% de glicerina, la marca puede elegir en qué posición sitúa cada uno en el listado” .
Conclusión, el listado no lo es todo
Y es que, como concluye Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8, “los consumidores no pueden jugar a ser químicos ni cosmetólogos. Hay información que transciende más allá del listado de ingredientes a la que no tiene acceso el usuario: desde el PH, que es fundamental para ver cómo interactúa el cosmético en la piel, hasta otros aspectos dentro de la propia producción de la fórmula, como las temperaturas y otra infinidad de cuestiones”.