Se consolida como una plataforma para visibilizar la aportación de las mujeres a la gastronomía y a las comunidades rurales y como custodias y transmisoras de la cocina y la memoria. Feminas ejerce de altavoz para reivindicar la compra legal a los vecinos productores y permitir que se consolide la cadena dentro de la legalidad. Las diferentes intervenciones demuestran que se puede luchar contra la despoblación con diferentes armas: setas, quesos, conservas, ganaderías o cocinando especies invasoras. Cocineras y productoras reclaman con su ejemplo que nunca más la sociedad rural se entienda como una sociedad fracasada, que quedarse en los pueblos no sea solo la decisión valiente, sino también la decisión lógica, la correcta.
FéminAs, el Congreso Internacional de Mujeres, Gastronomía y Reto Demográfico, cerró su cuarta edición en Asturias reivindicando la vuelta a los pueblos como una oportunidad de futuro para las nuevas generaciones y resaltando el valor de las mujeres como principal argumento y garantía de que esa vida rural seguirá latiendo y recuperará su esplendor. Un congreso que se ha consolidado a través de sus cuatro ediciones como una plataforma para visibilizar la aportación de las mujeres a la gastronomía y a las comunidades rurales, como dinamizadoras de la economía en negocios de producción agroalimentaria y restaurantes, y como custodias y transmisoras de la cocina y la memoria. Una memoria que no es contradictoria con el futuro, sino la manera de poder dibujarlo.El congreso deja como legado muchas lecturas, y de la convivencia durante tres días por el Occidente asturiano queda claro que la situación del mundo rural y de la mujer no es muy diferente en Asturias, en Andalucía, en Venecia, en Croacia o en Portugal. De las diferentes ponencias y mesas redondas se ha aprendido que no es contradictorio labrarse el futuro abrazando el pasado y la tradición. Que se puede dinamizar el medio rural desde una mirada endógena, con sus propios productos, con la caza, con los quesos, con la huerta, con la historia local… La esperanza es ver a muchas jóvenes cocineras que llegan con talento, fuerza y claridad de ideas a poner en valor su trabajo en territorios donde el reto demográfico y la falta de oportunidades están muy vigentes. Algunas muy jóvenes como Iris Jordán (Ansils, Huescsa), Lydia del Olmo (Ceibe, Ourense) o la portuguesa Rita Magro (Blind, Oporto).
También es esperanzador escuchar la verdad que transmiten cocineras como las asturianas Mary Fernández (Mesón Centro, Puerto de Vega) y Mirta Rodríguez (El Torneiro, Villayón), que por primera vez se subían a un escenario de un congreso a dar una ponencia es otra de las lecturas positivas. Emoción y sencillez en sus explicaciones, tanta como en la de la chef gallega Lucía Freitas (A Tafona*, Santiago de Compostela), quien explicó que los chefs son la punta del iceberg en la gastronomía, pero que las mujeres son la base, la parte que no se ve y lo sujeta firme. FéminAs se consolida después de cuatro años como una plataforma para el reconocimiento y el empoderamiento de las mujeres en las comunidades rurales. También es el altavoz para hacer llegar a donde deben las peticiones de muchas cocineras para que se pueda facilitar la comprar legalmente a los vecinos productores, permitir que se consolide la cadena dentro de la legalidad. A veces no es solo dar subvenciones, sino legislar a favor, aplicar el sentido común.
FéminAs reivindica de muchas maneras la necesidad de visibilizar la aportación de las mujeres como productoras, custodias y transmisoras de la cocina y la producción alimentaria. Como las mujeres anónimas portuguesas que recibieron el premio Guardianas de la Tradición en esta edición por esa labor de registrar, salvar del olvido y transmitir la aportación de las mujeres a la cocina tradicional en la serie documental ‘A cocinha portuguesa a gostar dela própria’ (‘a disfrutar de nuestra cocina portuguesa’).
También resultó especialmente interesante la aportación del cocinero Elio Ferpel (Ferpel Gastronómico*, Ortiguera), quien homenajeó a la cocineras anónimas del occidente asturiano como su particular aportación a esa lucha para que no se pierdan recetas que custodian de generación en generación estas mujeres, mujeres como Arito, Geli o Susa.
Y FéminAs también demostró que se puede luchar contra la despoblación con diferentes armas. Se puede con las setas, como Elena Lucas (La Lobita*, Navaleno); con la caza, como la escocesa Roberta Hall-McCarron (The Little Chartroom, Edimburgo); con los quesos, como Michelle Buster (Fundadora de Forever Cheese y mayor importadora de quesos de EE.UU.), Carmela Cano (Queso Galmesán, Arzúa, A Coruña), Martina Pernar (directora de marketing Paska Sirana y presidenta de la Asociación Paski Sir Producers, Croacia), o Natasha Soares (gestora de calidad y seguridad alimentaria de la União de Cooperativas Agrícolas de Lacticínios de São Jorge, Portugal). Comiéndose al enemigo, como la italiana Chiara Pavan, quien realizó una ponencia sorprendente demostrando cómo se puede luchar contra los efectos del cambio climático desde las cocinas. Y FéminAs también demostró que se puede luchar contra la despoblación preservando en latas los productos del mar, como María Busta (Casa Eutimio, Lastres), Ángela Donato (El Viejo Pescador, Tapia de Casariego) y Ana Labad (Anchoas Hazas, Lastres).
Como conclusión final, FéminAs deja que está en nuestras manos que nunca más la sociedad rural se entienda como una sociedad fracasada, que desaparezca el estigma para siempre, que quedarse no sea solo la decisión valiente, sino también la decisión lógica, la correcta. Como han hecho todas estas mujeres. Aquí radica la esperanza.
Para poder seguir trabajando en esta línea, recordar que todas las ponencias y mesas redondas de esta edición están alojadas en nuestra web www.gastrofeminas.com y pueden consultarse previo registro gratuito.