por Diego Amores, CEO de Entomo Agroindustrial
El empleo de insectos en bio-factorías está permitiendo convertir materia orgánica en productos de alto valor como por ejemplo proteínas para alimentación animal (y humana). En el caso de la industria agroalimentaria, vemos cómo su uso se está consolidando tanto en el tratamiento de la depuración de agua como en la generación de sustratos para la fertilización de cultivos.
Entre las familias de insectos es la mosca soldado negra (Hermetia illucens) la que está adquiriendo cada vez mayor protagonismo. Lo hemos visto en las numerosas ponencias -la mayoría, podemos decir- de las presentadas en la feria alemana Insecta de principios de septiembre, y a nivel regulatorio con la aprobación el 17 de agosto del nuevo Reglamento de la Unión Europa respecto al uso de proteínas animales procesadas derivadas de esta especie para la alimentación de aves de corral y cerdos.
De la mosca soldado negra se extrae quitosano, que actúa como floculante en el tratamiento de aguas. Entre sus propiedades, reduce la turbidez y elimina contaminantes indeseados, como los iones de metales pesados, pesticidas, grasas y aceites, entre otros. Al ser totalmente biodegradable, el quitosano reemplaza el uso de polímeros sintéticos tradicionales, como la poliacrilamida derivada del petróleo.
En la industria agroalimentaria, el quitosano es utilizado como conservante, para la encapsulación y transporte de nutrientes o de agente en brebajes como zumos de frutas y cervezas.
En agricultura, también el quitosano de la mosca soldado negra enmienda el suelo para el control de enfermedades de las plantas debido a su capacidad para controlar la población de microorganismos y nemátodos; así como de envoltorio para mejorar la resistencia de las semillas.
Como biopesticida este insecto ha demostrado tener efectos valiosos por sus propiedades contra los nemátodos que afectan a las raíces de las plantas, más aún porque según la legislación europea no se pueden utilizar determinados fumigantes de suelo contra nemátodos.
Y lo mismo puede decirse para la ganadería, dado que este insecto aumenta la inmunidad de animales de granja por su valor bactericida.
La bioconversión en biorresiduo de la mosca soldado negra genera un fertilizante o compost que es el resultado de la digestión completa o parcial del sustrato de alimentación de las larvas. Si la concentración de nitrógeno, fósforo y potasio respecto a la de carbono es alta, se considera fertilizante; y si dicha relación es baja y está bien digerido, se considera compost.
Aunque la producción del quitosano es relativamente reciente y se centra todavía en gran medida en Asia (Japón concentra el 90% del mercado), ya ahora Europa es el segundo demandante de esta materia prima. El consumo actual en Europa de quitosano es de unas 6.000 toneladas, pero se espera que en el año 2024 supere las 12.000 toneladas. Antes de la pandemia (2019) el valor medio del quitosano era de unos 43.000 euros la tonelada.
También los hidrolizados de proteínas, en su forma de aminoácidos y péptidos, son utilizados a menudo en agricultura, especialmente en cultivos intensivos y frutales. Se suelen clasificar como bio-estimulantes, ya que con una dosis relativamente baja consiguen una reacción positiva en los cultivos. Y estamos viendo que su uso es cada vez más extendido para aquellas partes del ciclo de cultivo donde una aportación extra de energía es interesante para sacar obtener una mayor rentabilidad.
Todas estas magnitudes muestran que el uso de la mosca soldado negra en la industria agroalimentaria avanza a un ritmo vertiginoso. Por un lado, en investigación. Y por otro, en la producción en Europa de unas proteínas que, en el caso de la mosca soldado negra, contribuyen de manera determinante no sólo a los beneficios arriba mencionados, sino también a la economía circular al disminuir el desperdicio de materia orgánica. Recordemos que sólo el desperdicio alimentario supone en España un gasto anual de 1.700 millones de euros: 26 millones de kilos a la semana.
Nuestro país, y la normativa europea, todavía tiene que afrontar un uso más extensivo de estas larvas, pero ya muy pocos investigadores dudan de que en poco tiempo la mosca soldado negra será un factor estratégico en la industria agroalimentaria.
Y así comenzamos a vislumbrar cómo el empleo de este insecto marcará el potencial de una verdadera revolución en el sector agro, y del crecimiento y consolidación económica y medioambiental de una de las mayores industrias del futuro, la de los residuos, pero esta vez de verdad.