Esta mañana, la familia del Museo de Jamón, representada por la tercera generación, ha vivido con emoción el bonito homenaje que ha realizado la Junta Municipal de Usera al empresario de la restauración Francisco Muñoz Heras, “como visionario de los locales temáticos del jamón, por crear los museos más sabrosos de Madrid y enriquecer la cultura gastronómica de Usera”. El acto, que estuvo presidido por la concejala de distrito, Loreto Sordo Ruiz, y al que asistió también el teniente de Alcalde, Borja Fanjul, consistió en el descubrimiento de una placa conmemorativa, que permanecerá desde hoy como recuerdo en la puerta del establecimiento que la familia posee en Avda. de Córdoba, junto a sus almacenes centrales. En palabras de la Concejala de Distrito Loreto Sordo: “Queremos reconocer el trabajo incansable de Francisco, la lucha, el liderazgo, su generosidad e implicación… Su historia es ejemplar y la queremos poner en valor como referente para quienes con su sacrificio diario han creado empleo, riqueza y han construido nuestra ciudad”.
En el homenaje estuvieron presentes su viuda, actual presidenta de honor del grupo, Pilar Sánchez de Miguel, y sus cuatro hijos, Francisco José, Jesús, Gema y Luis Alfonso Muñoz. La tercera generación de la familia Muñoz sigue al frente de uno de los negocios que forma parte del paisaje de la capital de España, el Museo del Jamón. Con siete establecimientos, situados en las principales arterias de Madrid, está muy presente en la vida gastronómica de la ciudad, de cuya mano sigue escribiendo su historia.
“Este homenaje a nuestro padre supone un reconocimiento a sus de trabajo y entrega -en los que le acompañó nuestra madre-, también a su honestidad y el buen hacer, pero, sobre todo, a su visión como empresario, creando un concepto inexistente hasta entonces. Hoy en día, no se entiende Madrid sin el Museo del Jamón, o viceversa. Recogemos su testigo, que llevamos con orgullo. Continuamos con paso firme, sin perder nuestro ADN, manteniendo el legado, pero poniendo la vista en el futuro y en las nuevas generaciones de madrileños, para las que seguimos innovando y creando experiencias únicas alrededor de nuestras barras, del mejor jamón y de la cerveza bien tirada”, fueron algunas de las palabras con las que Luis Alfonso Muñoz, portavoz de la familia, quiso agradecer el gesto del Ayuntamiento de esta ciudad a la que están tan vinculados.
Un pasado histórico, un presente sólido y un futuro centrado en el crecimiento.
Fundado en 1978, El Museo del Jamón es una empresa familiar, Marcelo Muñoz e Hijos S.A., que, en la actualidad, está encabezada por la tercera generación. La idea de convertir su espacio en Museo, y crear así el primer restaurante temático dedicado a esta joya de nuestra gastronomía, caló pronto entre los madrileños y se ha mantenido en el tiempo, convirtiendo a sus establecimientos en un emblema de la ciudad.
Con la reapertura de Gran Vía el pasado septiembre son ya siete los Museos del Jamón que los descendientes de Francisco Muñoz Heras tienen en Madrid. Ellos son la tercera generación de un negocio que comenzó su abuelo, Marcelo Muñoz, siguieron su padre, y su tío, Luis, y que, ellos por un lado, y sus primos por otro -con otros dos establecimientos-, continúan a día de hoy. Lo hacen con una máxima que es parte del ADN de la casa: ofrecer la mejor calidad a precios imbatibles, tanto que han logrado democratizar un producto tan preciado como el jamón.
Seis de esos establecimientos aparecen bajo el nombre de Museo del Jamón y están situados en lugares tan reconocibles como la Carrera de San Jerónimo, la Calle Mayor, la Plaza Mayor, el Paseo del Prado, la Avenida de Córdoba y ahora, la Gran Vía. A ellos se une otro más con un concepto diferenciado pero la misma apuesta por la calidad. Lleva el nombre de Delicias del Museo, está situado en Poeta Joan Maragall y es un hub en el que probar las novedades que luego se implementan en el resto de los espacios.
Además de los restaurantes, tienen dos tiendas en las que sirven sus productos, una en San Fermín y la otra en el Mercado de Torrijos. Y a ello suman su propio obrador de pan y un almacén de jamones y embutidos en la ciudad, desde el que parten los productos que luego pueden degustar en sus establecimientos.
Entre esos productos se encuentran, por supuesto, una amplia variedad de jamones. Estos se venden bajo vitolas propias como Tío Felipe, que acompaña a sus serranos. Y la vitola de Piornalego, que corona sus Duroc, y sus ibéricos, que tienen denominación de origen en Guijuelo.